El Color del triunfo ante Leones Negros

Con determinación y entrega desde el mismo silbatazo inicial de Paul Enrique Delgadillo Chivas se lanzó al frente en busca del gol que apaciguara a los enconados Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, quienes después de 20 años de ausencia en la máxima categoría, visitaban como integrantes del Máximo Circuito de la Liga MX al Rebaño en la cancha del Estadio Omnilife.

En la tribuna correspondió a los dueños del terreno, los aficionados de las Chivas del Guadalajara, levantar la marea de apoyo ante las buenas aproximaciones de su escuadra que encajonaron en los primeros minutos de juego a la UdeG en su propia área.

El buen accionar de Chivas fue una inyección de entusiasmo para las gargantas de los seguidores del Rebaño que encontraron la sagrada miel del gol hasta el  minuto 44, cuando Ángel  Reyna cobró un tiro de esquina  peinado de manera oportuna por Carlos Salcido y puntual a la cita llegó para empujar al fondo de la cabaña Néstor Vidrio, uno de los elementos del plantel rojiblanco más avocados a la unión grupal en los momentos difíciles, por lo que el futbol le había obsequiado un momento inigualable al lateral de Chivas, mismo que detonó un grito que yacía dormido desde hace algunas jornadas para el aficionado del Guadalajara,  el ansiado y siempre buscado gol.

La esencia triunfal del equipo que representa al Corazón de México se imponía al equipo que nació grande y la victoria momentánea hacía expandir el orgullo de  los aficionados rojiblancos cuando muchos de ellos besaron el escudo de Chivas, como la confirmación más fidedigna de un amor que no se acabará nunca aún así aparezcan nubarrones y tormentas en el horizonte.

Era el momento de sedurgir de las cenizas y los pretextos no existían, el triunfo tenía una etiqueta inexorable para los pupilos de Carlos Bustos y dentro del rectángulo verde lo sabían y querían romper el ayuno de alegría que guardaban sus seguidores y para la segunda mitad el cotejo la tónica no disminuyó por parte del Rebaño.

La tribuna del Estadio Omnilife escenificó su batalla de porras y pese a que los visitantes trataron de lanzar su grito de apoyo, de inmediato los seguidores rojiblancos aceptaron el reto y el "Chivas, Chivas" sonó con mayor determinación para dejar en claro quienes eran los dueños de la casa.

La promesa de esa alegría por fin comenzaba a cristalizarse y no fue otro más que Carlos Eduardo Fierro el niño que pronto se hizo hombre y que vive con dos corazones el encargado de brindarle el segundo gol a la sagrada afición de Chivas al mandar el balón al fondo de la portería custodiada por Humberto Hernández, para pintar así el marcador con un 2-0 que dejaba satisfechos a los más de 36 mil aficionados que se dieron cita en la cancha del Estadio Omnilife.

Para cerrar con broche de oro una actuación que ya le debían a su nación Chiva, apareció de nuevo el Campeón del Mundo Sub 17 en el 2011, Carlos Fierro, para dentro del corazón del área prender el balón de volea y mandar guardar la pelota  para un 3-0 que sentenciaba el duelo en favor de el rojo y blanco del Guadalajara.

Así se hace Chivas, con determinación, con hambre, con deseos, ahora a demostrar que el Corazón de México tiene muchos  motivos para latir y hacerlo con fuerza, a  buscar cada día la alegría, a buscar cada día el mejor trabajo, a mostrar siempre la misma determinación con la que venciste a los Leones Negros y le diste a tu afición la alegría que ya se merecía desde hace algunos encuentros, y sobre todo a luchar hasta el último instante por responderle al futbol con la cara del triunfo.