Inolvidable domingo para Juan David

Sus ojos negros se pierden en la inmensidad del Estadio Omnilife, inmueble al que llegó para desempeñar el papel de Embajador de la Liga MX,  en el duelo de este domingo por la tarde entre Chivas y Veracruz correspondiente a la Jornada Seis del Clausura 2015 y para Juan David la aventura junto al Rebaño apenas va a comenzar.

No deja de mirar sus desgastados tenis blancos, al mismo tiempo que la timidez de su voz delata el nerviosismo de los momentos previos a su presentación como Embajador de la Bancomer Liga MX. Juan David es integrante de Mamá AC, institución a la que pertenece desde hace seis años y a la que arribó debido a la precaria situación de su familia, cuyos padres trabajan en la calle como comerciantes informales y a los que en algunas ocasiones, el propio Juan David ha apoyado en arduas labores.

“Estoy en Mamá AC porque me ayudan mucho a hacer la tarea, a trabajar  y a hacer amigos. Eso es lo padre,  me siento como si estuviera en otra escuela que me ayuda en muchas cosas afirma el jovencito, quien con 12 años de vida acumula seis siendo un niño mayor en su núcleo familiar, pero que este domingo recibe la oportunidad de volver a disfrutar como en sus primeros años tomar un balón profesional y entonar un Juega Limpio, Siente tu Liga y por la Educación que resonará a todo pulmón previo al arranque del Chivas ante Veracruz.

Sus compañeros de  viaje no dejan de sonreírle a la distancia, hacerle muecas como para aminorar el nerviosismo de Juan David, cuyos ojos no dejan de apreciar el Estadio Omnilife, que lo aguarda para la hora de su aparición en el centro del terreno de juego.

El día será inolvidable para Juan David, pues además de su bonito papel como Embajador de la Liga Bancomer MX, este 15 de febrero es el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer Infantil, donde miles de niños mexicanos nos demuestran que son unos guerreros gigantes a la hora de hacer frente a una terrible enfermedad.

Ahí va Juan David en el domingo que le regala la oportunidad de volver a disfrutar la bendición de ser un niño, toma con firmeza el balón, recita sus palabras y lo entrega al árbitro central Roberto García. Los nervios han desaparecido y una sonrisa honesta se asoma en su rostro. Ahora sólo le resta a Juan David disfrutar y divertirse con el futbol.