Llegó temprano a la cita de la segunda jornada del Torneo Nacional de Escuelas Chivas 2011 junto a su equipo Sangre de Campeón que enfrentó al conjunto de Chilpancingo dentro de la categoría 2001, rápido se armó con todos los utensilios y se declaró listo para jugar.
Con destacada experiencia y buena visión de campo, el pequeño Luis dirigía los avances de su equipo de una manera especial, portar el número diez en la espalda le otorgaba la pesada responsabilidad, así lo hizo en cada oportunidad pero sus compañeros no atinaban a hacer efectivos sus servicios en el marco contrario.
Manoteos y gritos en espera de la reacción eran la respuesta del número diez del conjunto Sangre de Campeón, de pronto un descuido defensivo y nada se pudo hacer para tener el marcador en contra en el encuentro, Luis el más consternado ante la anotación no tuvo de otra más que volver a poner el balón en juego.
El apoyo en la tribuna era dividido, los de Guerrero dominaban y Sangre de Campeón no podía aprovechar los pases de buena perspectiva que salían de la pierna derecha de su jugador “táctico”, así de caprichoso es el futbol cuando le da la espalda a una escuadra dentro del terreno de juego.
Un arribo más, y el panorama se nubló aún más para los Sangre de Campeón con la segunda anotación de Chilpancingo para poner más tierra de por medio, el enojo del diez era evidente cuando llevó la mirada al cielo en busca de la respuesta del por qué del resultado adverso que obtenía su equipo, hasta se le notaba capaz de tomar el balón, burlar a los 11 contrarios e incrustar el balón en la portería… algo que parece poco probable, sobre todo porque Luis es el arquero.
