
En pleno mes del amor y la amistad, los aficionados al Rebaño recordaron que el primer amor jamás se olvida, jamás se niega y sobre todo, jamás se cambia, mucho menos al tratarse del bendito futbol, y este domingo ante los Gallos Blancos del Querétaro lo patentaron en la cancha del Estadio Omnilife que lució una entrada de más de 20 mil espectadores para enfrentar a la oncena de Ignacio Ambriz.
La voz y los pulmones de la afición rojiblanca lo habían dejado claro desde su llegada a la casa del Rebaño y sin misericordia exigían derrotar a los Gallos para demostrar que las vías de claridad en el Clausura 2014 están cerca del reino tapatío, en el que toda su grey siempre lo quiere, de la mano del triunfo.
Durante el primer tiempo Querétaro supo incomodar el accionar del equipo dirigido por José Luis “Güero” Real y de paso mantuvo en silencio las gargantas de la afición, pero la esperanza de que lo mejor estaba por venir en el segundo tiempo se respiraba en el fresco ambiente dominical en la casa del Guadalajara.
Ese amor profesado por la afición desde tiempos inmemoriales fue correspondido por Chivas en la segunda parte del cotejo, de la mano del goleador histórico, del hijo pródigo de la nación rojiblanca, Omar Bravo, el capitán del Rebaño, quien demostró que retornó para disfrutar como nunca tener el privilegio de ser emblema del Rebaño, tomó un balón enviado con toda precisión por Carlos Fierro para que sobre la salida de Édgar Hernández clavar el primer tanto en la frente de un gallo que se negaba a claudicar.
En los momentos en los que el Guadalajara tenía el control de las acciones y a su fanaticada en plena ebullición por el triunfo, un rayo salido de la pierna de Mario Osuna dibujó el empate en el marcador del Estadio Omnilife que soportó a pie firme la respuesta visitante.
Chivas supo levantarse de inmediato y de nuevo el mochiteco Omar Bravo fue el encargado de plantar el estandarte de la victoria al enviar el balón al fondo de las redes y entre las piernas del guardameta queretano. La celebración del nueve rojiblanco, llena de fe al besar su muñeca, lo dijo todo para la afición: “Gracias por confiar sobre todas las cosas”.
La bomba de júbilo llegó al Estadio Omnilife para inundar a la afición del Rebaño que se hizo una cuando la victoria de su equipo se consumó para volver a lanzar sentencia eterna “Chivas yo te sigo", y porque no muchas veces, "Chivas también…te amo”.











