"Pedí que entre la primera lectura y la segunda se cantara el salmo responsorial con "El Señor es mi pastor", porque el señor cuida al Rebaño y también a las Chivas", comenzó el sermón el Padre Rosario Ramírez en la misa de cuerpo presente junto al féretro que contenía a una de las leyendas más importantes en la historia de Chivas, Jaime "Tubo" Gómez.
Al rededor del ataúd, sus hijos María, Jorge y Jaime hacían una guardia de honor junto al resto de los Campeonísimos quienes con un semblante triste, acompañaban al famoso "Tubo" en su último servicio religioso junto a sus familiares y amigos.
Había lagrimas por doquier, tristeza por ver a un ser querido partir y adelantarse en el camino de la vida, pero también hubo sonrisas de quienes vivieron cerca del portero leyenda de las Chivas y saben que a su partida, Jaime David Gómez Munguía se fue tranquilo, satisfecho de entregar siempre su mayor esfuerzo y el mayor de los empeños en cualquier ámbito de la vida.
Por eso cuando la misa de cuerpo presente terminó y el cortejo fúnebre buscó la puerta principal de la iglesia, los cientos de personas ahí presentes ensordecieron el templo con un estruendoso aplauso para quien acumuló seis campeonatos con Chivas, entre otros tantos logros deportivos que acumuló en vida el nacido en Manzanillo, Colima.
En el exterior de la iglesia, otra multitud aguardaba el gris del ataúd que contenía los restos del ídolo, del amigo, del ser humano que supo trascender con la camiseta rojiblanca y que siempre estuvo ahí para contar una y otra vez las miles de anécdotas que por más de cincuenta años acumuló por los pasillos del Club Guadalajara.
"Tubo", eres el mejor; viva el "Tubo" Gómez", fueron algunos de los gritos de los aficionados y también de los familiares quienes no se aguantaron de hacer extensivo su dolor en el último adiós de una insignia de Chivas, a un elemento que desde hace tiempo ya se había convertido en leyenda.
Mientras las notas de Pepe Guizar y su tradicional tema "Guadalajara" sonaban fuerte a cargo de un mariachi en la explanada principal del Templo del Expiatorio, Luis Ernesto Michel, actual portero del Guadalajara, se acercó para colocar encima del féretro una playera conmemorativa del Campeonísimo Chivas con el número uno en los dorsales y el nombre de "Tubo", en un sencillo homenaje de parte de Chivas hacia uno de los que fincaron las bases de la grandeza de la institución tapatía.
Y mientras los aplausos no cesaban y las filas de personas que intentaban estar de cerca del ex portero del Rebaño parecían interminables, los excompañeros del "Tubo" daban sus últimas palabras a quien significó un ejemplo, un modelo a seguir, un integrante que nunca se olvidará en la historia de las Chivas.
"Después de ser compañeros por más de 55 años si me da pesar verlo partir", mencionó Salvador Reyes mientras observaba partir el cortejo fúnebre de su compañero y amigo, "un deportista de esa categoría como la de Jaime siempre fue grande, dedicado para todo y siempre un ganador".
"Jaime deja un legado de disciplina y constancia para todos los aspectos de la vida, él estuvo en seis títulos de Chivas en la época del Campeonísmo, además de que fue a dos Copas del Mundo y fue además del futbol un gran deportista en otros rubros", complementó el máximo goleador de la historia de Chivas.
Poco antes de las dos de la tarde del cinco de mayo del 2008, el féretro con los restos de Jaime "Tubo" Gómez fue ingresado al automóvil que lo transportaría hacia el lugar donde se llevaría a cabo la incineración de su cuerpo, y en medio de una ovación generalizada, el "Tubo" partió hacia una nueva aventura, lejos de este mundo terrenal.
Hasta siempre Jaime Gómez, el nombre del "Tubo" está ya entre los grandes de la historia del Club Guadalajara.
