Por siempre leyenda

En la mente y en los corazones de los aficionados rojiblancos y de su familia, siempre quedará vivo el recuerdo del mejor arquero que ha tenido en su historia, el Club Guadalajara, Jaime "Tubo" Gómez, quien esta tarde en punto de las 18:00 horas tuvo una misa en el Templo del Expiatorio en donde estuvieron sus cenizas.

Posterior a la eucaristía, sus hijos, Jorge, María y Jaime trasladaron sus cenizas al nicho del templo, en donde en una cripta al filo de las 19:30 horas quedarán por siempre las cenizas del que fue un ejemplo a seguir, Jaime David Gómez Murguía.

Fue un hombre recto y de una sola palabra, era difícil ganarle una discusión debido a que no había fundamentos para hacerlo, jamás le gustaba perder en nada y se esmero para ser el mejor en todo y lo logró. El "Tubo" Gómez fue un padre ejemplar, así lo describieron sus hijos quienes aparte de tener una relación de padre e hijo, eran muy buenos amigos.

Jaime, su hijo menor actualmente es Director de Teatro y al momento de cuestionarle si fue muy difícil o fácil ser hijo del "Tubo", respondió: "No lo sé, porque no soy hijo de nadie más, es el único padre que tuve como tal, y fue sensacional, lo es, lo siento aquí, su presencia está aquí, él siempre nos enseñó a ver las cosas de manera muy sencilla, así que lo complicado que pudiera ser algo, él lo hacia fácil".

"Fue mi maestro, en toda la extensión de la palabra, un maestro, un padre, un amigo y un confidente, todo. Yo fui el único que me incline por el futbol, y a mi padre le gustaba seguir a su hijo chiquito, a verlo jugar y todo esto", señaló el único hijo del "Tubo" que probó suerte dentro del futbol, entrenó en Chivas y en Monterrey como guardameta sin mucha fortuna debido a una lesión.

María, su única hija tiene una anécdota muy especial con su padre, la cual compartió. "Hace siete años tuve una depresión y mi terapeuta me dijo: ‘Agarrate de lo que más quieras', y yo lo que más quiero es mi papá, entonces yo le hablé y le dije no me preguntes porqué ni para qué, a partir de mañana necesito que pases por mi todos los días y nos vayamos a jugar tenis al Club Guadalajara y a las 7:30 de la mañana ya me estaba pitando. Durante casi cuatro meses fuimos todos los días, hasta los domingos y jamás le gané".

María vestía de blanco ya que para ella, "esto no es un luto, es una celebración de vida, porque tuve el mejor padre, el mejor amigo y el mejor maestro, a todos nos llega nuestra hora, él tuvo una vida hermosa y una muerte hermosa". Su hija se dedica al arte.

"Campeón con voluntad inquebrantable", fueron las cuatro palabras con las que su hijo mayor, Jorge lo definió quien de su papá rescata, "todo, cada día de su vida fue una anécdota, desde una comida, siempre voy a sentir todo su cariño, su presencia y ese espíritu ganador que siempre tenía".

Jorge se dedica a la comunicación gráfica y señaló la manera en la que se despidió de su padre: "Mi caso fue muy especial, estaba respondiendo muy bien al tratamiento, yo nunca lo vi como una despedida, está vivo y se está recuperando, pero desgraciadamente el tumor lo venció, le pedí su bendición, me la dio y el doctor me dijo que tuviéramos un pie en la esperanza y otro en la realidad".