Por el freeway 101, el cual prácticamente rodea al valle de Phoenix, los colores rojo y blanco comienzan a inundar las vías de comunicación con automóviles de entre los cuales se destacan por tener estos distintivos entre sus tripulantes.
Y una vez ocupado uno de los más de 14 mil cajones de estacionamiento con los que cuenta el inmueble universitario, los ríos de gente comienzan a formarse en el acceso principal al estadio, con un la constante de ser prácticamente mayoría de seguidores de Chivas.
Han venido de todas partes, de la misma ciudad de Phoenix y también de Tucson, no faltan los paisanos que unas horas atrás han cruzado la frontera desde México para después de manejar aproximadamente tres horas, han llegado puntuales a la cita con el futbol.
Y aunque el predominante rojiblanco es perceptible en cualquier sitio del estadio, no faltan los seguidores al futbol que por llamar la atención, o simplemente por entrar al juego de la rivalidad, han vestido para este partido la playera del América e incluso la de los Zorros del Atlas.
"Es que no tengo la de Chivas, pero como soy mexicano, me tuve que traer esta", diría Fernando, un coterráneo que ha venido de una población cercana a Glendale con al playera del América, aún con la silbatina que ha su paso genera en la explanada principal del estadio.
Jóvenes y adultos, matrimonios estadounidenses caracterizados por sus rubias cabelleras y su playera de Chivas son los detalles que más llaman la atención, sin dejar atrás a las familias completas que por este miércoles, cambiaron la llamada "hora del dinner" por acudir a ver sus raíces futbolísticas con las Chivas.
Y aunque el partido lo estelarizan mexicanos y estadounidenses en la cancha, en las tribunas y aunque no en su totalidad, la mayoría de aficionados son de origen hispano, que con su simple presencia en el Estadio de la Universidad de Phoenix, han convertido por esta tarde, a una Phoenix rojiblanca.
