La grandeza del Guadalajara necesitaba quedar de manifiesto en el partido de esta noche, ante los Indios de Ciudad Juárez en la cancha del Estadio Jalisco. Las victorias previas, tanto de Cruz Azul como Tecos, rivales de lo que dependía directamente así se lo exigían.
Cinco eran los goles que el Rebaño necesitaba para ganar el pase a la Fiesta Grande del Futbol Mexicano. Los rojiblancos eran un equipo acostumbrado a las actuaciones heroicas y ante los Indios de Ciudad Juárez no era la excepción.
Había que demostrar que Chivas quería estar jugando la Liguilla, ante un equipo de Ciudad Juárez que vivía su primera experiencia en el Máximo Circuito. Un gran espiritu y una entrega total es lo que debía mostrar el Rebaño ante la amenaza de que este podría ser el último encuentro de los rojiblancos en el Torneo Apertura 2008.
El panorama era complicado para el Guadalajara. Los goles de Marco Fabián y Alberto Medina aunque habían dado cierta dosis de esperanza se quedaban en la insuficiencia de un anhelo que se quedaba en el aire.
Aunque la fase final del Torneo Apertura parecía haberse esfumado, Chivas todavía tenía pendiente una cita con la historia que debía cumplir en Brasil, ante Atlético Paranaense en el duelo de Vuelta de las Semifinales de la Copa Sudamericana, en una misión que aunque parece imposible, cualquier cosa puede ocurrir.
Ese vamos Chivas debe escucharse de nuevo. Ya no es lo mismo cargar dos costales, como al principio de tu travesía. Falta dar ese partido grande que tu playera siempre te obliga a dar.
