Cae la noche en la Perla de Occidente y a pocos minutos de que comience uno de los nueve juegos de la jornada de media semana en el Futbol Mexicano, la entrada en el Estadio Jalisco presenta apenas un cuarto de su capacidad, pues pasadas las ocho y media de la noche, la jornada laboral diaria en Guadalajara apenas se cierra y la afición demora su llegada al platillo futbolero protagonizado por Chivas y Toluca.
En los accesos al Inmueble de la Calzada Independencia, los rostros de desesperación por llegar a ocupar su lugar en el graderío son igual de constantes que los automóviles que circundad el Jalisco, los cuales aunados a las obras que se construyen en las vialidades aledañas, ocasionan un tráfico que demora la afluencia de la afición al partido.
Pero una vez dentro del estadio y ya comenzado el encuentro, las banderas aparecen ondeantes en el ambiente, los gritos de "Chivas... Chivas" complementan el color del graderío y el grito de gol se queda atorado en las gargantas de los aficionados que vieron pasar los primeros 45 minutos sin anotaciones.
Pero para el complemento, ya que con una entrada que sobrepasaba el medio estadio, la afición rojiblanca se hizo sentir con mayor notoriedad en apoyo al Rebaño y nulificó a la tradicional "Perra Brava", que en un sector bajo de la tribuna, dio cuenta de cómo su equipo se fue al frente en el marcador en los primeros minutos del segundo lapso, tras un remate de Mario Méndez en el área chica, que ocasionó el también ya conocido festejo de despojarse de la camiseta.
No obstante el resultado parcial, la afición rojiblanca tomó aire, llenó sus pulmones de energía y con más animo que al inicio del encuentro, alentó a un Rebaño que sobre la cancha tomó los cánticos de apoyo como una inyección anímica que de inmediato trasladó a la cancha e hizo que las acciones de peligro en el área rival aumentaran.
Pero no fue sino hasta la mitad de la segunda parte, cuando gracias a un tiro libre ejecutado de forma magistral por el capitán del Rebaño Ramón Morales, la tribuna estalló en júbilo, los ánimos se fueron hasta las nubes y el grito de gol inundó el ambiente de júbilo y alegría, pues el capitán puso la esférica imposible para Cristante, besó las redes de la cabaña enemiga y encendió al Jalisco.
Y si el "Chivas.. Chivas" del primer tiempo puso el ambiente, el mismo cántico coreado tras el gol sería doblemente emotivo, pues generó el empate del partido y además generó un revulsivo en el Chiverío que haría que Toluca se refugiara en su terreno debido al constante acoso ofensivo de los rojiblancos.
Pero el tiempo avanzaría sin concederle al Rebaño un tanto más, el de la victoria, el que pusiera la cereza en el pastel, y en su lugar encontrarían un segundo del visitante, que gracias a un desvío de Carlos Esquivel, regresaría a los rostros de los aficionados un sentimiento de angustia por ver escapar tres puntos más en el torneo.
Por lo que una vez cumplido el tiempo reglamentario y sin la reacción reflejada en el marcador, el público abandonó las tribunas con la mirada baja, pero con el sentimiento de que por parte de su equipo, el esfuerzo colectivo y los constantes arribos al área esta vez no alcanzaron.
