¿Pero son las mismas Chivas que salen en la tele?, cuestiona en tono inocente y hasta con un un cierto dejo de incredulidad uno de los tantos niños postrados en los alrededores de la cancha del ITEA, donde se lleva a cabo el entrenamiento de Chivas, ya que sus ojos contemplan a los ídolos de millones de personas a tan sólo unos metros de distancia.
La interrogante del pequeño no es para menos, pues el viernes 31 de octubre no ha sido un día normal de escuela como debería serlo, ya que fuera de las aulas, ataviado con un disfraz de vampiro y con una playera de Chivas en su mano y a punto de ser firmada por los futbolistas, la desubicación del niño de segundo grado de primaria es de llamar la atención.
Al igual que este infante, el cual se caracteriza por sus grandes ojos sombreados de negro y con dos colmillos que asoman por debajo del labio superior, existen cientos de niños quienes con sus respectivos disfraces, han sido testigos por primera ocasión en sus vidas de una entrenamiento de Chivas en la comodidad de su escuela.
Pues toda vez que el Rebaño se trasladó este viernes a las instalaciones del ITEA en las afueras de Guadalajara para realizar su cierre de preparación para enfrentar a los Pumas, además de salir de la rutina de Verde Valle las Chivas hicieron felices a cientos de niños y jóvenes de dicho centro educativo, que ensordecieron su escuela cuando el rojo destellante del autobús de Chivas se presentó en la cancha principal.
Cada movimiento, cada toque de pelota y cada acción que los jugadores de Chivas realizaron en la cancha, fueron vitoreados hasta el cansancio por los cerca de 500 almas que durante casi una hora y media no cesaron con sus porras hacia el más popular de los equipos del futbol mexicano.
Pero como si con verlos de cerca y observar un entrenamiento de ellos no fuera suficiente, el clímax del día vino al momento de que el estratega del equipo dio por culminada la práctica y los jugadores del Rebaño se acercaron hacia las bandas de la cancha para convivir con los niños ahí reunidos.
De inmediato, el grito ensordecedor apareció de nueva cuenta y retumbó hasta el más pequeño rincón de las instalaciones de la escuela, pues con cámara en mano, playera al hombro y hasta un improvisado cuaderno de firmas, que apenas por la mañana fungía como libreta de tareas, el alumnado del ITEA tomó por asalto a los jugadores, quienes aunque no se dieron abasto con la demanda de firmas y fotografías, aguantaron a pie firme a que los aficionados culminaran su día con la satisfacción de estar más cerca que nadie de sus ídolos.
Luego de abordar el autobús que los conduciría de regreso a sus instalaciones, los elementos del Rebaño se despidieron de sus anfitriones, quienes al ver partir al Rebaño lanzaron una última porra al Rebaño, una inyección más de ánimo para el juego del sábado por la tarde ante los Pumas.
