Guadalajara, Jalisco a 10 de octubre del 2006.- No deja de sonreír, levanta su dedo pulgar en señal de triunfo a todo el que se acerca a felicitarlo. Y no es para menos, Rafael Pacheco Ortiz, presume orgulloso la medalla de oro que lo acredita como Campeón Mundial de Frontenis, que recientemente ganara en el Campeonato Mundial de Pelota Vasca, celebrado en la ciudad de México.
Aún invadido por la emoción, pero con la sencillez que le caracteriza, el campeón rojiblanco relata esta experiencia, él mismo la califica como la más grande de su vida: "Gracias a Dios cumplí mi mayor sueño, que era competir y ganar un Campeonato Mundial Total de Frontenis".
Toda una vida dedicada al Frontenis, primero al lado de su padre y después tomando un camino propio al lado de su entrenador Antonio Becerra, tienen para Rafael Pacheco su recompensa: "Toda mi vida está ligada al Frontenis, son muchos los sacrificios, la dedicación, entrenamientos y competencias. Este año se me dio todo. Logré el primer lugar nacional de parejas, a donde me costó mucho trabajo llegar. Formar parte de la Selección y ganar en este Campeonato Mundial, dan culminación a una etapa muy importante de mi vida".
Quedan en la memoria del mejor frontenista de las Chivas Rayadas, los momentos vividos en el Campeonato Mundial de Pelota Vasca: "No lo voy a olvidar nunca. Teníamos la presión y el compromiso de conquistar el campeonato. El ambiente fue sin igual, las gradas en todos los partidos lucieron llenas de aficionados mexicanos apoyándonos en todo momento. Ganamos el Campeonato Mundial Absoluto de Pelota Vasca con seis medallas y al conseguir el último punto, aquello fue la locura. Todo fue perfecto".
Además del triunfo mexicano, Rafael Pacheco tuvo la oportunidad de visitar la Residencia Oficial de los Pinos "A raíz de la obtención del Campeonato Mundial absoluto, vino la invitación a la Residencia de los Pinos donde convivimos con el Señor Presidente, en lo que considero un triunfo más y que me llena de orgullo".
Como todo triunfo importante, éste tiene una dedicatoria muy especial: "A mi padre que me impulsó en el Frontenis, a mi familia en general. Esta medalla también es suya. Afirma, mientras observa la brillantez de ese oro ganado a pulso.