Es domingo de Clásico Tapatío y en la capital de Jalisco es lo único que importa para los fervientes aficionados del Rebaño, quienes esperan que este 29 de septiembre se convierta también en la necesaria resurrección de un orgullo que quiere gritar a los cuatro vientos el triunfo de sus colores y por ello , como un requisito divino la celebración del asado se ha vuelto toda una tradición en la zona de estacionamiento del Estadio Omnilife.
Aunque en esta ocasión existen particularidades que pocas veces se pueden dar, como el de compartir alimento con los eternos rivales de la ciudad los rojiblancos quienes se dejan ver en mayoría, la música que emana de los automóviles dan pie al baile de las parejas, el brindis con los amigos y la carne que a lo lejos destila un aroma exquisito y listo para el paladar.
La cebollita cambray, el chorizo infaltable, la cerveza para mitigar el calor y las tortillas a punto para disfrutar de la carne asada, a sólo unas horas de celebrar un Clásico Tapatío más en la historia de un ciudad que a pesar de todo respira en sus poros futbol.
Las apuestas que se sellan entre los amigos que siguen a uno y otro equipo, anticipar las burlas en caso de la derrota, derramar por accidente la salsa mexicana que a la vez provoca el típico ¡buuh! De los presentes, levantar la cajuela del auto para resguardarse del calor y escuchar las apasionadas pláticas de los aficionados de hueso colorado son recurrentes en la singular tarde de asado rojiblanco.
“En la actualidad las Chivas no están bien, y lo que nos toca hacer a los verdaderos aficionados es apoyar al equipo y recordar porque le vamos a este gran equipo. Tengo 45 años, 30 de ellos con esta playera bien puesta”, afirma orgulloso don José al mismo tiempo que besa el escudo del Rebaño.
“En 2006, en el último campeonato del equipo esta ciudad se puso de cabeza, todos estábamos felices, por ese sentimiento de ser campeón, irle a Chivas es lo máximo y uno como aficionado sabe que ganarle al Atlas, a veces es más que al mismo América”, continua apasionado su discurso don José mientras disfruta y comparte la carne asada con su familia.
Guadalajara y su futbol se alistan para vibrar al ritmo de su clásico, con la pasión contenida, tal como el sentimiento de don José, quien sólo atina a decir cuando se le solicita un marcador, “no me importa el marcador, yo sólo quiero que mis Chivas ganen este clásico”, concluyó uno de los hombres que como miles luce orgulloso su pasión rojiblanca.