El partido escenificado en el Estadio Jalisco, indudablemente tenía ingredientes especiales. La afición estaba consciente de eso. Por ello, hizo una entrada aceptable en el Coloso de la Calzada Independencia. Minutos antes al inicio del partido, hizo su aparición el primer personaje que fuera cual fuera su circunstancia, sería uno de los jugadores más observados del encuentro.
Oswaldo Sánchez saltó en solitario a su calentamiento, para pisar una cancha que le era familar. En la tribuna, sólo un pequeño sector de público abucheó, la mayoría brindó una sincera ovación, reconocimiento a tardes llenas de gloria, del arquero tapatío con el Rebaño.
El apoyo era incondicional por parte de la parcialidad rojiblanca, que esperaba un duelo abierto y bien jugado en el Estadio Jalisco. Sobre la grama, ambos equipos, no desentonaron al ambiente previo que rodeaba al Chivas ante Santos.
Los 22 jugadores protagonizaron un partido veloz, de toda entrega, de esos que dejan la playera empapada de un sudor digno, tras una batalla cien por ciento deportiva.
Matías Vuoso y Christian Benitez, pretendían ser los demonios en el equipo de Santos para poner en aprietos a la defensiva rojiblanca encabezada por el todo corazón y pundonor, Héctor Reynoso y un cada día mejor jugador, Jonny Magallón.
Un primer tiempo de alarido, ofrecieron Chivas y Santos cuya ventaja correpondió al Rebaño con un apretado 3-2, ante la algarabia del publico asistente en el Jalisco.
La respuesta, era obligada por parte de los de la Comarca Lagunera en el segundo tiempo. Ese segundo lapso fue igual de intenso que al principio. Matías Vuoso, salió inspirado para la parte complementaria y clavó un par de anotaciones en la cabaña del Guadalajara, que yacía con diez hombres en la cancha por la expulsión del "Tepa" Solís.
Por primera vez en el partido, Chivas estaba en desventaja y la afición comenzó a hacer sonar su ganganta con gritos de apoyo para un Rebaño que se lanzaba al frente en busca de igualar las acciones.
Daniel Ludueña, el habilidoso argentino del Santos Laguna, dio la puntilla al encuentro para decretar el triunfo de su equipo. A pesar de esos gritos folkloricos, que ya son propios de la afición tapatía hacía los arqueros visitantes, el guardameta de esta noche, de alguna forma quiso devolver el cariño que dejó en los seguidores del Rebaño, al sólo aplaudir los goles que le dieron la victoria, esta vez como digno rival en la cancha.