Jocotepec, Jalisco.- "De cuatro, no, mejor de cinco... ¿no?, bueno entonces de seis... de seis los equipos", se escucha una voz entre la multitud de jugadores tratando de darle forma y dinamismo a uno de los recesos otorgados dentro de las actividades de Desarrollo Humano que lleva a cabo Chivas en la Ribera de Chapala.
"Chicharo", tu vete para allá, allá están haciendo otro equipo", recomiendan al delantero quien al ver que los equipos se comienzan a conjuntar, busca acomodo logrando una poderosa escuadra que complementan Pineda, Ocampo, Mejía, Solís y hasta Magallón.
"Al primer gol para afuera eh", ordena Santana mientras en la improvisada cancha comienzan las acciones entre dos porterías carentes de redes, con notables evidencias de óxido, pero suficientes para hacer que un equipo de futbol profesional reviva la pasión de disfrutar de una cascarita con un balón "ponchado", pero que rueda en el pasto del jardín del lugar.
"Y si ninguno de los dos mete gol van para afuera los dos", insiste Santana al tiempo que Efraín Flores toma la pelota en sus manos tras detener el primer disparo del encuentro, que hace que el reloj absorba los primeros 17 segundos de un partido con límite de dos minutos para marcar la anotación.
"Sin reglas, sin reglas, es cascarita", se le escucha decir a Omar Esparza, quien entre risas toma la pelota, avanza unos metros con ella no sin antes recibir la presión de uno de sus rivales, para después terminar con la pelota fuera del campo, aún y cuando no existieron límites en el campo que validaran dicha acción.
Mientras que Marco Fabián se lanzaba como todo un portero, Ramón Morales mostraba temple bajo los tres postes y un Hugo Hernández que asomó que sus calidades como delantero quedaron en otros tiempos, así disfrutó Chivas de casi 40 minutos de una cascarita atípica, en la que las risas y el buen humor entre compañeros fueron más numerosos que los goles anotados.
Salvo por las reglas básicas que imperan en el futbol, y también en las cascaritas de la misma índole, fue una actividad que no tenía limitantes, por eso hasta Jonny Magallón tomó parte, con el debido cuidado de su brazo derecho que todavía asoma una falta de completa movilidad, porque la principal intención fue la integración grupal y la convivencia.
Por eso sin importar quien fuera el ganador, el que más goles haya anotado o el que mayor tiempo haya tenido la pelota en su poder, las gambetas mostrado el doctor Narciso López, la habilidad de definición del "Platanito" Hernández y las atajadas de Efraín Flores y de Marco Fabián, todo matizado por interminables sonrisas, fueron el más claro ejemplo de la armonía y buen ánimo que reina en Chivas.
Así se armaron los equipos
Sergio Ávila, Mario de Luna, Arturo Ledesma, Antonio Salazar, Julio Nava y Jesús Padilla.
Efraín Flores, Juan Carlos Ortega, Guillermo Hernández, Luis Valls, Sergio Santana y Sergio Rodríguez.
Gonzalo Pineda, Juan Ocampo, Édgar Mejía, Jonny Magallón, Alberto Medina y Javier Hernández.
Marco Fabián, Narciso López, Xavier Báez, Héctor Reynoso, Omar Arellano y Patricio Araujo.
Ramón Morales, Omar Esparza, Édgar Solís, Hugo Hernández, Luis Michel y Antonio Olvera,